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Escuela de Padres

ESCUELA PARA PADRES

GRUPO: “Mano Abierta”

 

1. INTRODUCCIÓN:

            A continuación plantearemos una intervención enfocada a los padres sobre la resolución de conflictos en situaciones familiares entre padres e hijos. A nuestra Escuela de Padres pueden acudir tanto padres que necesitan algún tipo de ayuda con ciertas situaciones familiares como aquellos que vienen a informarse de temas generales, situaciones que se dan en otras familias, etc., sin que exista ningún tipo de conflicto actual en ese ámbito.

Esta intervención se seguirá mediante el modelo de consulta, el cual se llevará a cabo con un modelo indirecto grupal, debido a que se les ofrece a los padres una formación teórico/práctica para que después puedan llevarlo a la práctica con sus hijos.

 

Los temas que hemos elegido para trabajar con las familias son:

o       Normas y límites

o       Respeto

o       Asertividad

o       Autoridad y afectividad

o       Escucha activa

 

La elección de estos temas se ha basado en los estudios realizados de manera amplia sobre cuáles son los factores importantes en la convivencia y que influyen en diversos ámbitos (tanto escolar, como personal, profesional, de relaciones interpersonales, etc.).

 

¿Por qué acudir a nuestra Escuela de Padres?

Hemos de decir que nuestra Escuela de Padres no solo es interesante, e incluso necesaria, para aquellos padres que tengan problemas en las relaciones familiares y en la disciplina de sus hijos, sino que también lo es para aquellos futuros padres o padres preocupados por sus hijos. En esta Escuela vamos a tratar, como mencionábamos anteriormente, diversos temas que se engloban bajo el título de “La disciplina”.

Esta palabra, en un principio, puede llevar a mal entendidos conceptuales, pues actualmente se tiende a asociar con autoritarismo y, como alude Miguel Silveira en su libro A educar también se aprende, “se confunde disciplina con castigo, con sanción y con imposición autoritaria”. Por supuesto que la disciplina es compatible con el cariño y las buenas vibraciones, pero también es cierto que la disciplina en la educación es una garantía de futuro, equilibrio emocional y madurez en nuestros hijos. El problema está en que se ha cultivado socialmente la confusión entre lo que supone el “amor” y el “consentimiento”.

 

Ser disciplinados (volvemos a remitirnos a Miguel Silveira) “es la obediencia y observación de una serie de normas, de reglas, de preceptos inherentes a la vida en sociedad. Es cumplir con las responsabilidades asignadas o debidas según la edad del educando y el cultivo de valores basados en el respeto hacia la gente de toda edad, condición y sexo”. Así, los padres (junto a los profesores) deben inculcar en el niño conductas que induzcan a la adquisición de hábitos saludables y a la persecución de metas vitales.

 

Como adelanto a los temas que se tratarán en las sesiones, recalcar la importancia que tiene que la disciplina debe ser una práctica diaria y creciente, que siempre debe mostrarse un modelo a seguir (que son los padres), consensuando entre todos los componentes de la familia las normas y reglas a respetar, cultivando los valores anteriormente comentados, y partiendo siempre desde el cariño y el amor hacia los niños y entre los propios padres (sobre todo, a lo que refiere el respeto, tema en el que ahondaremos profundamente).

 

¿Y por qué queremos trabajar estos temas y no otros?

 

La respuesta es sencilla, hoy en día es fundamental para cualquier relación familiar saber establecer unas normas y límites adecuados a las circunstancias en las que nos encontremos, sin transigir ni intensificarse; también es necesario el respeto, y hoy en día no solo en ambientes familiares; la asertividad es un término que muy pocos conocen y no aconsejamos que sea así, tiene una relevancia fundamental debido a que si conocemos pautas para ser más asertivos posiblemente nuestra vida e incluso nosotros mismos cambiemos notablemente; la autoridad y afectividad es otro tema esencial para poder desarrollar en nosotros una competencia para las relaciones con los hijos; y, por último, la escucha activa forma parte de nuestro temario porque es imprescindible para la comunicación con otras personas.

Durante todas las sesiones, actividades y temas planteados, pretendemos trabajar y fundamentarnos en todos los principios de orientación:

1.      Principio de prevención. Se dará en aquellas situaciones en las que los padres acuden a la Escuela de Padres en la búsqueda de información ante las situaciones que se puedan dar en un futuro, conocer cómo enfrentarse a ellas, ver situaciones reales de otras familias, etc.

2.      Principio de desarrollo personal. Con las actividades se fomentará el desarrollo integral de las personas, tanto del desarrollo familiar como del individual; lo cual va dirigido a la mejora de aprendizajes, a la adquisición de conocimientos, recursos y herramientas para enfrentarse a cualquier situación, tanto familiar como personal e individual, y que se puede ampliar a otros ámbitos y situaciones.

Esto es así porque el crear y mantener un buen clima en el contexto en el que se encuentran tanto los padres como los hijos, repercute significativamente en el futuro del niño, tanto es así que un buen clima familiar no solo conlleva a crear experiencias positivas, sino también favorece el crecimiento personal, hasta el punto de  aumentar las expectativas y posibilidades en la vida de cada miembro.

3.      Principio de intervención social. Es obvio que el trabajo que realizamos es esta Escuela de Padres se realzar basándose en este principio, puesto que la mayoría de las familias suelen acudir cuando ya se ha dado el conflicto o situación conflictiva. Además, como se da en el contexto familiar, supone una intervención social.

 

           También, en la Escuela de Padres se desarrollan principalmente las siguientes áreas de intervención en orientación:

·        Área de desarrollo personal: trabajando lo afectivo, social, etc.

·        Área educativa, asentando bases de valores, normas, aptitudes, etc.

 

Para que las familias puedan desarrollar adecuadamente sus funciones, los padres necesitan información y formación previa. Los padres tienen que estar permanentemente involucrados en el proceso de formación de sus hijos y formar significa, criar, educar y adiestrar.

Las actuaciones de ayuda a la familia, siempre redundarán en beneficios globales para la sociedad. Desde el proceso de la socialización a través de la familia, la paternidad responsable, el desarrollo evolutivo y psicológico del ser humano, las relaciones interpersonales, hasta la salud y la familia.

2. OBJETIVOS

 

A.                NORMAS Y LÍMITES:

o         Fomentar la participación y consideración de todos los miembros del núcleo familiar.

o         Trabajar el respeto por los demás y las normas establecidas en conjunto.

o         Realizar técnicas de consenso para la formación de las personas (socialización).

o         Trabajar por motivos de salud, de seguridad, de convivencia, para vivir en armonía y por valores morales y religiosos.

 

B. ASERTIVIDAD

o         Adquirir las habilidades necesarias para poder manifestar un comportamiento asertivo:

·       Saber comunicar de manera adecuada a otra persona  una opinión.

·       Confiar en sí mismo.

·       Ser respetuoso con los demás.

·       Valorar a los demás.

·       Escuchar a los demás.

·       Planificar mensajes.

·       Aceptar nuestros errores.

 

C. EL RESPETO

o     Potenciar la comunicación con otros a través del respeto hacia ellos/as mismos y hacia los otros

o     Valorar la opinión de los demás

o     Respetar las propiedades ajenas

o     Fomentar el trabajo en equipo

o     Reflexionar sobre la comunicación que establecemos con el otro

 

D.LA AUTORIDAD Y LA AFECTIVIDAD:

 

o     Transmitir valores, normas y obligaciones.

o     Formar y corregir.

o     Crear buenas relaciones emocionales.

o     Fomentar el correcto desarrollo emocional y racional de nuestro niños.

 

E. LA ESCUCHA ACTIVA

o     Conocer el significado de escucha activa y sus efectos beneficiosos.

o     Adquirir el principio básico de la escucha activa:  la aceptación.

o     Empatizar o ponernos en el lugar del otro.

o     Dar mensajes consistentes y no contradictorios.

o     Expresar sentimientos.

o     Adquirir una gran capacidad de paciencia.

o     Conocer los ruidos y facilitadores de la comunicación.

o     Conocer los tipos de respuestas (positivas y negativas).

o     Generar alternativas posibles para la solución del problema, evaluar estas alternativas y decidir cual es la más adecuada.

 

 

 

 

 

 

 

3. CONTENIDOS

 

3.1.          Normas y límites

Las normas son reglas que determinan nuestro comportamiento, nuestras  relaciones sociales y de convivencia.

Los límites marcan hasta donde deben llegar nuestros comportamientos para que no interfieran en los de los demás.

Cada edad o periodo de la vida de su hijo requiere de unas normas y de unos límites. Lógicamente no deben ser las mismas para un niño que para un adolescente. Por tanto las normas y límites se irán estableciendo a medida que su hijo avanza en su proceso de desarrollo, así como la exigencia del cumplimiento de las mismas.

 

Algunas consideraciones sobre las normas y límites

1. Dedique tiempo para elaborar las normas que considera importantes para su familia y asegúrese de que vale la pena mantenerlas. La elección estará basada en las que le han transmitido sus padres y hayan ido elaborando a lo largo de su vida, así como las de la sociedad en la que viven.

 

2. Sea flexible. Inculque las normas y límites adecuados, pero sin extralimitarse, no imponga tantas que impida la libertad de su hijo. Sus normas y limitaciones podrán variar a medida que sus necesidades y las de sus hijos vayan cambiando, a medida que vayan creciendo y haciéndose mayores.

 

3. Que las normas sean comprensibles. Las normas y límites deben ser establecidas de forma clara y comprensible. Piense qué decir y dé instrucciones específicas y claras. Los niños y los adolescentes necesitan oír y saber exactamente qué comportamiento desea de ellos.

 

4. Deje que sus hijos se expresen. Los niños y, sobre todo, los adolescentes, valoran que se les tengan en cuenta a la hora de balón afuera, dentro de casa no”, o “recuerda que tienes que volver a las doce”

 

5. Advertir de las consecuencias. Advertir a un niño qué pasará si hace lo mismo de nuevo puede ser efectivo, a veces: “la próxima vez que me contestes cuando hables por teléfono con tus amigos, te quedarás sin poder usar el teléfono un tiempo”, o “La próxima vez que llegues más tarde de las doce te quedarás sin salir un tiempo”. Las advertencias funcionan sólo si se dan una o dos veces. Si advierte una vez tras otra sobre lo mismo y usted no actúa, su hijo sabrá que no lo dice en serio. Si su hijo se sigue portando mal después de la advertencia, tendrá que tomar medidas más serias y decididas.

 

6. Ignorar el comportamiento. En algunas ocasiones ignorar cuando el niño o el joven hace algo mal es una medida prudente.

“No oír” una palabrota, un comentario negativo o de rechazo a alguna norma que se les escapa, puede ser la mejor solución, a veces.

Pero no la utilicen como “norma”.

 

7. Elogiar por un comportamiento. Elogiar a su hijo cuando hace algo bien, aunque otras veces lo haga mal, puede estimularle a hacer lo correcto más a menudo: “has limpiado tu habitación muy bien, hoy, estoy orgulloso de ti”, “has cumplido tu compromiso de llegar a la hora fijada, estoy contento de ti”.

Ponga el acento en lo positivo, no en lo negativo.

 

3.2.          La asertividad

 La asertividad es un estilo de comportamiento que pueden llegar a tener todas las personas. Este comportamiento se caracteriza por la habilidad de expersarnos de una manera afable, franca, directa,  abierta y adecuada, es decir, se manifiesta a través de la comunicación.

 Algunas personas actúan imponiendo sus intereses agresivamente. Hay otras que reaccionan pasivamente, sin hacer nada, dejando que los demás decidan por ellas. Otras personas, cuando hay problemas, saben defender sus intereses, respetando siempre los derechos de los demás. Esta última forma de actuar se llama asertividad.

 

 Un comportamiento asertivo se caracteriza por:

• Hablar honestamente para resolver problemas.
• Estar satisfecho consigo mismo, sentirse con autocontrol.
• Mensajes en primera persona. Expresar opiniones y sentimientos desde el yo: “yo pienso, opino, siento que...”.

• Respetar del mismo modo a los demás. “Qué te parece, qué piensas…”.
• Conocer sus derechos y defenderlos, exponiendo las cosas clara y abiertamente.
• Un habla modulada y fluida sin vacilaciones ni muletillas.
• Nivel de voz conversacional mirando a los ojos del interlocutor.
• Un comportamiento no verbal que se caracteriza por transmitir seguridad y respeto, con una expresión de cara tranquila, una mirada directa y un cuerpo relajado.

Ser asertivo significa confiar en uno mismo, en nuestras opiniones, nuestros derechos, deseos, relaciones, etc. Es lo que definimos como la autoafirmación personal: responsabilizarse uno mismo de sus sentimientos, emociones, pensamientos, opiniones, derechos, y darlos a conocer a los demás. También significa aceptar que los demás también tienen exactamente el mismo derecho a autoafirmarse.

 

Hay varias clases de asertividad:

1. La asertividad positiva. Consiste en expresar de forma clara, abierta y sincera el afecto y los sentimientos positivos que se sienten o que le hacen sentir otras personas. Es reconocer todo aquello que le gusta de los demás y ser capaz de expresarlo sin vergüenza y sin miedo. Ejemplos de comunicación asertiva positiva: “Me gusta mucho trabajar contigo; me haces las cosas muy fáciles; estoy feliz de haberte conocido: siento admiración por ti…”.

2. La asertividad negativa . Consiste en saber decir no o saber negarse cuando no estamos de acuerdo con lo que nos piden, por ejemplo: “No voy a ir a esa fiesta; no quiero, no me apetece; no estoy de acuerdo contigo; no, eso no lo voy a hacer...”. También consiste en expresar comentarios o sentimientos negativos cuando la conducta de alguien nos hace sentir mal o nos incomoda, por ejemplo: “Me molesta que me interrumpas delante de la gente; me gustaría que me respetaras cuando hablo con alguien; no me parece bien lo me que has hecho; estoy molesto contigo…”. Esta afirmación negativa, que consiste en expresar lo que nos hace sentir mal y aclararlo para que no vuelva a suceder, ayuda a sentirnos mejor al expresar lo que sentimos y nos ayuda a mejorar las relaciones.

3. La asertividad empática. Consiste en expresar nuestros deseos y sentimientos pero después de haber reconocido la situación y los sentimientos del otro: “sé que estás cansado y ya no aguantas más pero yo necesito que ahora me ayudes; sé que puede que no te guste pero quiero decirte algo...”.

4. La asertividad progresiva. Comienza cuando a pesar de los esfuerzos por ser asertivos y empáticos, la otra persona no responde positivamente. Entonces debemos aumentar la firmeza y repetir nuestra postura pero sin ponernos agresivos, por ejemplo: “por favor, te estoy pidiendo que dejes de interrumpirme, cállate ya…”

 Estos tipos de asertividad corresponden con las tres formas que tenemos de reaccionar: pasiva (tenemos una forma distinta de pensar, pero no decimos nada), agresiva (reaccionamos de forma agresiva sin tener en cuenta a la otra persona y la situación) o asertiva (opinamos con respeto y educación, sin dejar de lado lo que sentimos, pero también teniendo en cuenta a la otra persona).

 

 Para ser asertivos hay que utilizar una serie de estrategias como son:

·         Tener buen concepto de sí mismo.

·         Ser seguro.

·         No presionar a los demás.

·         Planificar los mensajes.

·         Ser educado.

·         Saber pedir disculpas.

·         No amenazar.

·         Aceptar a los demás.

·         Conocer el momento adecuado.

 

           A continuación se muestra una lista de suposiciones tradicionales que pueden haberse aprendido en la infancia y que impiden a la persona convertirse en un adulto asertivo. Cada padre debe conocer estos supuestos y derechos legítimos para darlos a conocer a sus hijos. Cada una de estas suposiciones falsas viola uno de sus derechos legítimos como individuo:

 

SUPOSICIONES TRADICIONALES ERRÓNEAS

 

LEGÍTIMOS DERECHOS

 

Es ser egoísta, anteponer las necesidades propias a las de los demás.

 

Algunas veces, usted tiene derecho a ser el primero

 

Es vergonzoso cometer errores. Hay que tener una respuesta adecuada para cada ocasión.

 

Usted tiene derecho a cometer errores.

Si uno no puede convencer a los demás de que sus sentimientos son razonables, debe ser que está equivocado o bien que se está volviendo loco.

 

Usted tiene derecho a ser el juez último de sus sentimientos y aceptarlos como válidos.

 

Hay que respetar los puntos de vista de los demás, especialmente si desempeñan algún cargo de autoridad. Guardarse las diferencias de opinión para uno mismo; escuchar y aprender.

 

Usted tiene derecho a tener sus propias opiniones y convencimientos.

 

Hay que intentar ser siempre lógico y consecuente.

 

Usted tiene derecho a cambiar de idea o de línea de acción.

 

Hay que ser flexible y adaptarse. Cada uno tiene sus motivos para hacer las cosas y no es de buena educación interrogar a la gente.

 

Usted tiene derecho a la crítica y a protestar por un trato injusto.

 

No hay que interrumpir nunca a la gente. Hacer preguntas denota estupidez.

 

Usted tiene derecho a interrumpir para pedir una aclaración.

 

Las cosas podrían ser aún peores de lo que son. No hay que tentar a la suerte.

 

Usted tiene perfecto derecho a intentar un cambio.

 

No hay que hacer perder a los demás su valioso tiempo con los problemas de uno.

 

Usted tiene derecho a pedir ayuda o apoyo emocional.

 

A la gente no le gusta escuchar que uno se encuentra mal, así que es mejor guardárselo para sí.

 

Usted tiene derecho a sentir y expresar el dolor.

 

Cuando alguien se molesta en dar un consejo, es mejor tomarlo en cuenta, pues suele tener razón.

 

Usted tiene derecho a ignorar los consejos de los demás.

 

La satisfacción de saber que se ha hecho algo bien es la mejor recompensa. A la gente no le gustan los alardes, la gente que triunfa, en el fondo cae mal y es envidiada. Hay que ser humilde ante los halagos.

 

Usted tiene derecho a recibir el reconocimiento formal por un trabajo bien hecho.

 

Hay que intentar adaptarse siempre a los demás, de lo contrario no se encuentran cuando se necesitan.

 

Usted tiene derecho a decir "no".

 

No hay que ser antisocial. Si dices que prefieres estar solo, los demás pensarán que no te gustan.

 

Usted tiene derecho a estar solo aun cuando los demás deseen su compañía.

 

Hay que tener siempre una buena razón para todo lo que se siente y se hace.

 

Usted tiene derecho a no justificarse ante los demás.

 

Cuando alguien tiene un problema, hay que ayudarle.

 

Usted tiene derecho a no responsabilizarse de los problemas de los demás.

 

Hay que ser sensible a las necesidades y deseos de los demás, aun cuando éstos sean incapaces de demostrarlos.

 

Usted tiene derecho a no anticiparse a las necesidades y deseos de los demás.

 

Es una buena política intentar ver siempre el lado bueno de la gente.

 

Usted tiene derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.

 

No está bien quitarse a la gente de encima; si alguien hace una pregunta, hay que darle siempre una respuesta.

 

Usted tiene derecho a responder o a no hacerlo.

 

 

3.3.          El respeto

El respeto que tenemos hacia los demás es un reflejo del nuestro propio. Por ello debemos enseñar a nuestros alumnos a respetarse y como consecuencia, a respetar a los demás. Por ello debemos proporcionar la necesaria confianza en uno mismo para tratar las circunstancias con seguridad y optimismo. El respeto también es la base de la sociedad porque el hombre va a necesitar de este valor para favorecer la convivencia como ser en sociedad.

El respeto se aprende sobre todo en casa. Hay hogares en los que los padres saben promover este valor mediante la corrección de cualquier abuso o palabra disonante o mediante el respeto de las normas y límites. En otros casos los padres se sienten aterrados a ser tachados de autoritarios, sin dar normas, sin imponer correcciones y sin impedir caprichos que parecen normales y que, sin darse cuenta pueden llegar a ser el inicio de problemas más graves.

Con respeto también entendemos, el respeto a la naturaleza, es decir, a las propiedades ajenas, a las reglas del juego.

A partir de los 3 Y 4 AÑOS de edad los niños comienzan a tener la necesidad de probar sus límites y se preguntan cuánto poder tienen sobre la familia poniendo a prueba a los padres. Es en este momento cuando se debe comenzar a enseñarles buenos modales.

Los padres como modelos deben procurar mostrarse respeto entre ellos y hacia el niño. Para ello es importante que los padres sean pacientes para que den su opinión e interesarse por aquello que dicen. De esta manera los padres estarán proyectando como les gustaría que fueran tratados ellos. También es importante enseñarles a responder con educación, empleando los buenos modales de manera que en cuanto pueda comunicarse verbalmente debería aprender a decir “por favor” y “gracias” no solo en el núcleo familiar sino también en público para que aprenda que esas palabras forman parte de la comunicación normal. Deberían explicarle que están más dispuestos a ayudarlo cuando se comporta con educación y no mediante órdenes. De esta manera, si los padres demuestran respeto, le están enseñando más que dándole una charla. Relacionado con este punto es importante que los padres también alaben las muestras inesperadas de buena educación siendo específico en aquello que han hecho bien como por ejemplo: “gracias por esperar tu turno mientras los demás niños pedían su helado”.

También es importante que los padres aprendan a no perder los nervios, si por ejemplo, el hijo llama “mala” a la madre, deben intentar no enfadarse (puesto que ellos saben que no están siendo malos). El niño va a querer provocarles y soportará cualquier situación desagradable sólo para conseguir reacciones. Por lo tanto, en lugar de enfadarse, habría que mirarles a los ojos y decirles con firmeza “En esta familia no nos insultamos, cuando quieras jugar conmigo, pídemelo de manera agradable. Como por ejemplo, “mamá por favor, ¿puedes jugar conmigo a las muñecas?”. También cuando los padres están muy asustados lo mejor es que lo hablen con él más tarde cuando los dos se hayan calmado. Si el hijo sabe que les interesa lo que piensa y siente, seguramente llegará a la misma conclusión que ellos. En cualquier caso, pueden surgir diferentes opiniones, y respetar que cada uno tiene su propia opinión es también una forma de enseñarles el respeto.

A partir de los 12 AÑOS, en la etapa de la adolescencia, el respeto se va a desarrollar en torno a la responsabilidad.  Es fundamental que en esta etapa se respete la vida privada de los hijos. La habitación y las llamadas de teléfono son parte de su vida privada, esto quiere decir mantener en privado sus conversaciones, escribir un diario y permanecer en soledad sin que nadie les interrumpa. Sin embargo los padres deben saber siempre a dónde va y con quién está. La comunicación es muy importante para que las normas se respeten así como para la propia tranquilidad de los padres. Otro apunte importante es que ambos padres deben estar de acuerdo en la educación que quieren para su hijo por lo que se tienen que siempre se tienen que apoyar y nunca desautorizar.

El respeto también se debe manifestar en su relación con los demás. Aunque esto no es simplemente la consideración en el otro sino que implica un verdadero interés no egoísta por el otro más allá de las obligaciones que puedan existir. Por lo tanto el respeto no solo se tiene que manifestar con buenos modales sino mediante la actitud. Esto quiere decir que el adolescente debe demostrar que cuida de los bienes materiales, no escribe en sitios públicos o ajenos a su propiedad o llegar puntual a una cita. En respeto a su relación con el otro también debe demostrar empatía y tolerancia hacia las personas que tienen ideas o conductas diferentes a las suyas. Sin embargo, hay que saber controlar el respeto, y esto significa que no debemos hacer uso del miedo, deben saber que la naturalidad también se puede manifestar con respeto hacia el otro.

Como se puede observar es un tema muy amplio en el cual la educación desde modelos significativos para ellos va a ser primordial. Por ello cuanto antes se empiece con las buenas costumbres mejores serán los resultados a medida que vaya creciendo el niño.

 

3.4.           La autoridad y la afectividad:

 

Generalmente se ha identificado la autoridad con el hombre y la afectividad con la mujer. Pero ambos criterios no son separables y deben darse en toda  persona, pudiendo el niño recibir del padre tanto su firmeza como su cariño, así como de la madre su ternura y sus criterios estables y firmes, que defiende y hace cumplir las normas.

Por ello cada padre debe saber cuál es su papel educativo. No deben asumir el papel que más está de moda actualmente, no de amigos o “colegas”, sino de padres amistosos, dialogantes, que tienen como responsabilidad la educación, la transmisión de unos valores. Esto les llevara en muchas ocasiones a enfrentarse con autoridad y exigiendo el cumplimiento de unas reglas de juego ya  establecidas, lo que no empobrecerá las relaciones afectivas, sino que, al contrario, las hará más firmes y ricas.

 

            La autoridad está basada en la responsabilidad que tiene como padre ante sus hijos y la sociedad y sus obligaciones de enseñar, educar, formar y corregir. Y se ejerce con respeto por el otro, con cariño, con la comprensión de que nadie nace enseñado y con el razonamiento ajustado a la edad del niño. No debemos confundir autoridad con autoritarismo. Y esta confusión es muchas veces la causa de que los padres eviten la autoridad y la exigencia de normas. Se confunde la autoridad con el autoritarismo basado en ausencia de razonamiento e imposición.

 

Por otro lado el afecto es muy importante para todos los niños y debe desarrollarse desde cuando son fetos. Con caricias en el abdomen materno y cantándole y acariciándole, el feto ya recibe afecto y esta vinculación entre el ser no nacido y sus padres sirve para evitar futuras relaciones inadecuadas. También es importante en este momento facilitar la vinculación con los hermanos haciéndoles participes del embarazo. Una vez que nace el vínculo debe ser mucho más intenso.

 

LA DUALIDAD:

 

Podemos ver entonces que el equilibrio entre la afectividad y la autoridad es un criterio educativo. A los padres debemos mostrarles qué implican la autoridad y la afectividad en el contexto educativo y, por tanto, como deben asumirla.

 

En principio lo que da consistencia a la familia es la afectividad que permite la creación de unas buenas relaciones emocionales. (Como hemos visto, desde que nace el bebé está constantemente recibiendo estímulos afectivos).

Las repercusiones de estas relaciones son claras a corto y a largo plazo ya que son la base sobre las que se empiezan a construir las primeras experiencias del bebé y donde se van modelando sus competencias emocionales, la forma de comunicarse con el exterior, y el aprendizaje de pautas de comportamiento.

Ahora bien es fundamental comprender que esta afectividad no debe llevar a los adultos a dejar que sea el bebé quien decida lo que se debe hacer en la dinámica familiar que se va creando.

 

Los adultos son quienes tienen la madurez y conocimientos necesarios, para saber dar respuesta a las necesidades del bebé, a partir de las demandas que vaya haciendo, pero es necesario que los adultos, de forma tranquila, vayan modelando y regulando el desarrollo y comprensión del mundo.

Los adultos con su respuesta ante posibles dificultades, le mostraran cómo superarlas, cómo asumirlas. Se trata pues de no confundir la afectividad con la sobreprotección. Muchos padres con el fin de mantener siempre una relación que creen adecuada y calmada con sus hijos, olvidan que tienen un papel de educadores y que eso conlleva tener que poner normas.

 

Paralelamente a esta afectividad los adultos del núcleo familiar deberán asumir la necesidad de actuar con autoridad para poder construir el otro extremo del eje educativo, posibilitando la estabilidad emocional y el funcionamiento adecuado de la familia.

 

La autoridad es la forma de relacionarse entre personas basándose en la objetividad, la razón y el bien general estableciendo las pautas que deben regular los comportamientos así como las consecuencias que puedan derivarse. Con la objetividad la persona puede establecer unas normas que escapan de los deseos personales y que posibilitan el funcionamiento general al margen de las decisiones personales.

Por la razón se argumentan dichos criterios lo que permite la comprensión favoreciendo que se asuman y se comprendan las consecuencias que derivan de su incumplimiento.

Por el bien común se asumen los criterios por el bien común que pone en juego las relaciones. Por tanto el objetivo que se persigue con la autoridad familiar no va encaminado a evitar pataletas sino a construir un mensaje que pueda ser adecuado a lo largo del proceso educativo. Este mensaje se irá trasmitiendo a medida que los niños lo puedan ir comprendiendo, pero no se llevará a cabo de forma intermitente ya que tendría repercusiones negativas en el desarrollo y en la comprensión de los niños.

Podemos ver entonces que en la familia, es necesario el equilibrio entre la autoridad y la afectividad debiendo ser asumidas por ambos padres. En este sentido es fundamental, evitar que se establezcan roles que lleven a los niños a creer que uno de los adultos es responsable de aspectos cotidianos y, por tanto, se le atribuye la autoridad y al otro la comprensión, por tanto, se le atribuye a él la afectividad. Esto genera actuaciones negativas en los niños a la vez que crea situaciones contradictorias.

Así pues, una vez planteadas las responsabilidades se buscan las condiciones para su cumplimiento y se analizan las dificultades para resolverlas. A partir de esta situación se estimula su cumplimiento. Las consecuencias del incumplimiento son mucho más eficaces que cualquier castigo posibilitando que los niños comprendan qué pasa cuando no se actúa como es necesario.

Con lo cual podemos concluir, que estos dos términos están ligados y que siempre deberemos establecer normas y limites con afecto.

 

 

 

 

3.5.           La escucha activa

            Hay que tener en cuenta que la comunicación no es un recetario con muchas palabras, necesitamos conocer su cantidad, su calidad y sobretodo, saber mezclarlas bien.

Cuando nos comunicamos lo hacemos de diversas maneras, a veces decimos una cosa con la palabra y otra con los gestos y es aquí dónde interviene la escucha activa. La escucha activa es escuchar, descifrar acertadamente, entender los pensamientos y sentir los sentimientos del otro.

No hay que olvidar que la escucha activa es una manera de escuchar para hacer que los hijos de los padres  hablen con ellos.

No hay que confundir el deseo de hacerlo mejor con el de ser padres perfectos, pues la perfección no existe.

Aspectos generales

Para realizar una escucha activa se necesita una actitud abierta, aceptación del otro y empatía.

Cuando un niño decide comunicarse con sus padres es porque necesita hacerlo, elige un código para su mensaje. Los padres necesitan descifrar ese mensaje, no interpretarlo. Si los padres no han captado corretamente el mensaje pueden mandar “retroalimentación” de lo que han comprendido. El hijo puede entonces decirles que descifraron equivocadamente su mensaje.

Cuando los padres “retroinforman” de lo que han captado del mensaje puede ocurrir que:

Aciertan la comprensión del mensaje. Se produce la escucha activa.

No aciertan (malinterpretan) el mensaje. Pero si aceptan el error y la “corrección” del hijo, también se produce la escucha activa.

Por tanto, la escucha activa es tratar de captar y entender lo que siente el otro, lo que significa el mensaje del otro, y luego expresar con palabras lo que entendió y que el otro se lo verifique, (“ahora entiendo lo que me querías decir, es esto…., verdad”). La escucha activa no manda un mensaje propio, interpretativo, sino que retroinforma solamente lo que piensa que significa el mensaje del que habla: ni nada más ni nada menos.

 

 

 

a) Lo emocional frente a lo racional

Hay dos aspectos psicológicos en el ser humano:

– Nuestra parte RACIONAL: conjunto de ideas, pensamientos, creencias, conocimientos, etc.

– Nuestra parte EMOCIONAL: conjunto de sensaciones, sentimientos y emociones.

La Escucha Activa atiende primero a la parte emocional del mensaje, posteriormente lo

escuchado se racionaliza. La Escucha Activa atiende a la parte emocional del que habla.

La forma activa de escuchar intenta captar y comprender el mensaje. Produce aceptación. Por tanto se realiza sin interpretar o descalificar el mensaje del otro.

 

b) La aceptación

Para poder realizar una escucha activa es necesario tener una buena capacidad de aceptación del otro.

Todos los padres tienen dos diferentes clases de sentimientos hacia sus hijos: aceptación y no aceptación.

El grado de aceptación que muestra un padre hacia su hijo está influido por:

– Las características del padre (aceptante / rechazante).

– Las características del niño.

– El estado de ánimo de los padres en un momento dado y la situación en la que se encuentran.

Aceptación falsa

Se da cuando algunos padres fingen aceptar parte de la conducta de sus hijos.

Mejor que fingir, es darse cuenta de cuándo no está uno en actitud de aceptación y expresarlo.

La aceptación la podemos comunicar por medio de formas verbales y no verbales:

a) Formas no verbales.

La aceptación la podemos comunicar por medio de dos formas no verbales, siendo éstas:

– La no intervención.

– El silencio.

b) Formas verbales.

A la hora de expresar la aceptación verbalmente podemos utilizar respuestas negativas o positivas sobre la relación padres-hijo.

 

c) La propiedad del problema

Cuando hay un problema en la relación padres-hijo tienen lugar tres situaciones:

1. El niño posee el problema. El niño tiene un problema porque algo le impide satisfacer una necesidad. No es un problema de los padres, pues el comportamiento del niño no interfiere en sus propias necesidades. Aquí es cuando es adecuada y necesaria la forma activa de escuchar de los padres, cuando el niño posee el problema.

2. No existe ningún problema en la relación. El niño satisface sus propias necesidades y su comportamiento no interfiere con las necesidades de su padre.

3. El padre posee el problema. El niño satisface sus propias necesidades pero el comportamiento es un problema para el padre, ya que interfiere en la satisfacción de alguna necesidad de éste.

 

Efectos beneficiosos de la Escucha Activa

  • Después de expresar los sentimientos y ser simplemente escuchados, estos tienden a desaparecer como por arte de magia.
  • La escucha activa ayuda a que los niños tengan menos miedo de los sentimientos negativos (los sentimientos no son malos).
  • La E.A. promueve una relación cálida entre padres e hijos.
  • La E.A. ayuda a que el niño resuelva sus problemas.
  • La E.A. hace que sea el niño el que habla, por tanto: practica el hablar, ejercita el pensar por sí mismos y facilita el descubrir sus propias soluciones.
  • La E.A. influye para que el niño sienta más deseo de escuchar las ideas y pensamientos de sus padres.

 

 

Actitudes básicas que se deben tener para la escucha activa

1. Deseo de escuchar. Disponibilidad de tiempo, si no se tiene hay que expresarlo. Luego buscarlo.

2. Deseo de ayudar, de enseñar.

3. Capacidad para aceptar los sentimientos del niño.

4. Confianza en el niño.

5. Ser conscientes de que los sentimientos son transitorios, cambian.

6. Ver al niño como alguien aparte de usted, como un ser humano en pequeñito.

 

 

4. TEMPORALIZACIÓN

La Escuela se desarrolla en sesiones de hora y media de duración aproximada cuya estructura habitual es:

1º.- Presentación del tema a tratar.

2º.- Charla-coloquio.

3º.- Trabajo en grupos pequeños u otras opciones.

Todo ello de forma dinámica, ilustrado con casos reales, promoviendo la participación y favoreciendo el diálogo y el planteamiento de dudas, cuestiones...

Cada tema va acompañado de un breve resumen que se entregará a los participantes donde se incluya todo tipo de información adicional a la trabajada en las sesiones (libros donde pueden indagar más a fondo, dónde pueden encontrar todo tipo de material para posibles futuras dudas, etc.).

El número de estas sesiones dependerá de cada caso particular, siguiendo el desarrollo que se lleve dentro de la evolución de las situaciones que se pretendan mejorar. Pero es posible que si las sesiones se realizan dos veces por semana, en un mes la mayoría de los casos habrán evolucionado lo suficiente como para dejar que sea ya el propio seno familiar quien tome las riendas totales de las situaciones y sabrán qué actuación deberán tomar para el mejor funcionamiento de la misma, siempre ateniéndose a las características de ésta, pues ya hemos comentado que son como las personas, únicas.

 

5. METODOLOGÍA Y ACTIVIDADES

 

A.    NORMAS Y LÍMITES

DE 2 A 7 AÑOS: tras el día a día, y habiendo establecido lo que es más importante para la familia, se establecen las normas acorde a los intereses, ambiente familiar, principios, valores, sociedad, etc., en la que ésta se encuadra. Estas normas se pueden plasmar en un mural donde estén reflejados todos los miembros del núcleo familiar y las actividades y normas que se quieran seguir (si es necesario, también el momento en el que se tienen que hacer), creando una tabla donde en la 1ª fila estén los nombres de los familiares y en el 1ª columna se nombren las actividades a realizar para repartir las tareas entre todos, pudiendo realizarse esta de diferentes maneras:

o       Con imanes para que cada semana realice un miembro de la familia una actividad diferente (este método es más favorable realizarlo con los niños más mayores, pues pueden no automatizar estas actividades e incluso cansarse de su realización continua).

o       Que siempre realice la misma persona la misma actividad (esto puede ser beneficioso para los niños más pequeños, para que desarrollen hábitos y rutinas y así puedan interiorizar ciertos aspectos, como los relacionados con la higiene personal, la ayuda en las tareas de la casa, etc.).

Además se podría consensuar algún tipo de recompensa o de “castigo” como Skinner planteó en el condicionamiento operante, siempre y cuando los castigos no sean contra la persona, sino que le haga recapacitar y darse cuenta de que no debe de repetirlo si no quiere perder algo que le gusta, o tener que “arreglar” lo que haya “deshecho” (para esta técnica, hay que tener en cuenta todo lo que ya se ha comentado anteriormente).

También se debe tener en cuenta que dentro de este aspecto la familia debe promover ciertos valores y principios, como el respeto de la norma, y todos los valores morales que en dicho núcleo se quieran impulsar para favorecer el desarrollo del niño como persona. Esto sabemos que sólo será posible si tienen un buen modelo a seguir, a imitar, por lo que los padres tienen que ser la figura a seguir.

DE 8 A 12 AÑOS: Con esta edad se podría realizar también la actividad anterior, pero quizá en esta edad sería adecuado realizar la acción previa a la creación del mural de un modo distinto: podemos hacer que cada miembro de la familia anote en un papel las características de las normas que ellos consideran más adecuadas, llegando después a un consenso adecuando todos los puntos de vista y llegando a una conclusión. Aquí, cada miembro expondría la justificación a su “norma” para finalmente poder crear un cuadro normativo adecuado para todos, flexible en la medida de lo posible, comprensible, etc.

DE 12 A 18 AÑOS: En esta edad la mayor complejidad se da en los horarios de salidas y llegadas a casa, los gustos diferentes entre los padres y los hijos, y en ocasiones por la imposición de la autoridad por parte de los padres, que conlleva al rechazo y rebeldía de los hijos. Creemos que en este punto la mejor actividad que se puede hacer es un “debate” entre todos los miembros de la familia, donde se favorezca un diálogo en el que se expresen los sentimientos de cada uno, se impulse la empatía (ponerse en la posición del otro), y finalmente se llegue a un acuerdo sobre las normas que más problemas puedan causar habiendo sido razonadas las causas del conflicto.

 

B. LA ASERTIVIDAD

 La mejor manera para trabajar la asertividad consiste en hacer un role-playing, mediante el cual se plantearan diferentes situaciones en las que los padres deberán mostrar su capacidad asertiva. Después de la actuación, comentaremos los fallos y aciertos encontrados con la idea de buscar la mejor reacción posible frente a dichas situaciones.

 Algunos ejemplos de situaciones son:

Situación 1:

 Un amigo acaba llega a cenar, pero una hora más tarde de lo que había dicho. No ha llamado para avisar que se retrasaría. Estás irritado por la tardanza. ¿Cómo actuarías?

 Tienes estas alternativas:

1.CONDUCTA PASIVA. Saludarle como si tal cosa y decirle “Entra la cena está en la mesa”.
2.CONDUCTA ASERTIVA. He estado esperando durante una hora sin saber lo que pasaba (hechos). Me has puesto nervioso e irritado (sentimientos), si otra vez te retrasas avísame (conducta concreta) harás la espera más agradable (consecuencias).
3.CONDUCTA AGRESIVA. Me has puesto muy nervioso llegando tarde. Es la última vez que te invito.

Situación 2:

 Un compañero de trabajo te da constantemente su trabajo para que lo hagas. Decides terminar con esta situación. Puedes crear la situación preguntándole como lleva su trabajo o esperar a que el la cree cuando te pida otra vez a le ayudes haciéndole algo. ¿Qué dirías?

 

 Las alternativas podrían ser:

1.CONDUCTA PASIVA. Estoy bastante ocupado. Pero si no consigues hacerlo, te puedo ayudar.

2.CONDUCTA AGRESIVA. Olvídalo. Casi no queda tiempo para hacerlo. Me tratas como a un esclavo. Eres un desconsiderado.

3.CONDUCTA ASERTIVA. Muy frecuentemente me pides que te eche una mano en el trabajo que te asignan, porque no te da tiempo o porque no sabes hacerlo (hechos). Estoy cansado de hacer, además de mi trabajo, el tuyo (sentimientos), así que intenta hacerlo tú mismo (conductas), seguro que así te costará menos la próxima vez (consecuencias).

Situación 3

 Vas a un restaurante a cenar. Cuando el camarero trae lo que has pedido, te das cuenta de que la copa está sucia, con marcas de pintura de labios de otra persona. Se trata de llevarse bien con el camarero para que nos sirva bien, pero eso no es un buen servicio. ¿Qué harías?

 Podrías:
1.CONDUCTA PASIVA. No decir nada y usar la copa sucia aunque a disgusto.
2.CONDUCTA AGRESIVA. Armar un gran escándalo en el local y decir al camarero que como el servicio es asqueroso nunca volverás a ir a ese establecimiento.
3.CONDUCTA ASERTIVA. Llamar al camarero y, mirándole a la cara y sonriendo, pedirle que por favor le cambie la copa.


 Otras técnicas que podemos utilizar serían las siguientes:

·        Técnica del disco roto. Repita su punto de vista con tranquilidad, sin dejarse ganar por aspectos irrelevantes: “Sí, pero... Sí, lo sé, pero mi punto de vista es... Estoy de acuerdo, pero... Sí, pero yo decía... Bien, pero todavía no me interesa.”

·        Técnica del acuerdo asertivo. Responda a la crítica admitiendo que ha cometido un error, pero separándolo del hecho de ser una buena o mala persona: “Sí, me olvidé de la cita que teníamos para comer. Por lo general, suelo ser más responsable.”

·        Técnica de la pregunta asertiva. Consiste en incitar a la crítica para obtener información que podrá utilizar en su argumentación: “Entiendo que no te guste el modo en que actué la otra noche en la reunión. ¿Qué fue lo que te molestó de él? ¿Qué hay en mi forma de hablar que te desagrada?”

·        Técnica para procesar el cambio. Desplace el foco de la discusión hacia el análisis de lo que ocurre entre su interlocutor y usted, dejando aparte el tema de la misma: “Nos estamos saliendo de la cuesttón. Nos vamos a desviar del tema y acabaremos con cosas pasadas.”

·        Técnica de la claudicación simulada. Aparente ceder terreno sin cederlo realmente. Muéstrese de acuerdo con el argumento de la otra persona, pero no consienta en cambiar de postura: “Es posible que tengas razón, seguramente podría ser más generoso. Quizá no debería mostrarme tan duro, pero...”

 

C. EL RESPETO

            Entre los 3 Y 4 AÑOS, para que los niños sean conscientes de lo importante que es responder y actuar con educación, así como respetar las opiniones de los demás, hemos pensado que un buen ejercicio sería establecer cuatro reglas que se deben de cumplir cuando se visita la casa de la otra persona como por ejemplo, saludar, decir por favor y gracias, ceder el asiento a personas más mayores, no interrumpir cuando alguien está hablando y sentarse bien. Luego se puede discutir con ellos los ejemplos de lo que significa quebrar una regla como por ejemplo no poder visitar la casa de amigos, de esta manera los padres valorarán su opinión y la tendrán en cuenta a la hora de establecer las reglas. Es importante como he dicho anteriormente no crear un clima de miedo en torno al respeto, y señalar que la naturalidad no está reñida con este valor. Esta misma regla se debería adaptar a las reglas que se deben de cumplir dentro de la casa en señal de respeto, por ejemplo, llamar a la puerta antes de entrar, decir por favor, gracias, no interrumpir y respetar la opinión de cada uno. La comunicación, como bien hemos dicho anteriormente va a ser decisiva a lo largo de toda la etapa educativa, por ello es importante dedicar 10 minutos después del desayuno o a la vuelta de la escuela para poner completa atención y escuchar a sus hijos sobre cómo ha ido el día. También deberían hacerse visitas regulares a personas mayores, para sensibilizar sobre el respeto hacia el otro.

A partir de los 12 AÑOS, se puede utilizar la mesa del comedor para discutir situaciones éticas, dónde se fomente la escucha. También en torno a esta dinámica se puede establecer aquello que el hijo adolescente considera que es propio de su vida privada, como por ejemplo, su diario personal o las llamadas de amigos, y por otro lado, el respeto hacia los padres como por ejemplo las llamadas a ciertas horas de la noche o las visitas avisadas previamente.

También es importante crear ciertas situaciones que les permitan sentir el valor de la empatía. En esta edad es primordial la comunicación, por ello hay que establecer un tiempo al día para hablar con los hijos sobre el día y sobre los problemas que le preocupan. Sería conveniente hacer ver a los niños que para respetar hay que “mirar alrededor”, darse cuenta de que no están solos. Una buena manera es compartir las tareas de la casa, una dinámica sería crear una tabla con las tareas del hogar repartidas en un día a la semana, de manera que uno se encargue de pasar la aspiradora, otro de limpiar los baños, otro de poner la lavadora y otro de limpiar la cocina, por ejemplo en el caso de que la familia lo integrasen cuatro componentes.

Por último, y como hemos dicho anteriormente en los contenidos, el respeto también se debe hacer notar en el material ajeno. A lo largo de la semana padres e hijos se intercambiarán algo suyo y tendrán que cuidarlo para recibir una recompensa. Es importante que se explique bien el objetivo del mismo y los sentimientos que se ven implicados en el proceso.

 

D.LA AUTORIDAD Y AFECTIVIDAD

1.La primera actividad que haremos con los padres tendrá como objetivo determinar los roles de cada uno en la familia, que es uno de los principales problemas que provocan la falta de respeto y malas conductas en los niños.

Cada miembro de la familia cumple unas funciones diferentes dentro de su núcleo familiar. De esta forma en grupo, se expondrán los papeles principales que debe tener cada uno. ¿Quién pone las normas? ¿Quién debe cumplirlas?...

 

2.Después de la actividad anterior se puede llevar a cabo un role play en grupo. Lo que les permitirá ver las consecuencias de asociar mal un rol a una persona que no le corresponde.

 

Lo más importante en este tema es establecer muchas charlas y seminarios que permitan presentar diferentes puntos de vista de cada familia, y de esa forma cada uno puede ir creando su propia visión y darse cuenta de las cosas que hace bien y en las que falla. La afectividad es algo que debería ser innato en cada padre y en los niños también, por eso es difícil desarrollarla con actividades que puedan realizar con los propios hijos.

Los padres que no saben imponer respeto y autoridad deben recibir una orientación y formación que les permita desarrollar ese carácter porque sino los hijos nunca serán educados correctamente, puesto que una educación es la mezcla entre afecto y normas.

 

 

E. LA ESCUCHA ACTIVA

 

La mejor manera de trabajar la escucha activa es a través de la comunicación, estableciendo un debate sobre lo que se sabe a priori de este tema, de como lo utilizan en su vida diaria y en la resolución de conflictos, narrando experiencias propias y comentando en grupo las posibles soluciones. De esta manera se llega a los contenidos planteados. No se trata de decir la escucha activa es tal y se lleva cabo de tal manera, porque como bien hemos comentado antes, no es una receta de palabras.

A través de la comunicación se irá  practicando las actitudes necesarias para lograr una escucha activa, además de generar un aprendizaje significativo en los padres ya que partimos de sus experiencias anteriores. Por lo que estamos hablando de una metodología activa donde cada miembro aporta su granito de arena y el aprendizaje es fruto de la interacción de sus miembros.

Esta metodología permite no sólo hablar de las experiencias personales dándoles la importancia que merecen, sino también, poner en evidencia las dificultades reales con las que se encuentran, siendo conscientes de que no son los únicos que las pueden vivir. Además da la oportunidad al guía de la escuela de padres de poner en práctica sus cualidades como buen orientador, capaz de conectar  efectivamente con los padres, haciéndoles sentir lo que sus hijos deberían sentir, logrando que reflexionen sobre sus actos y vean las ventajas y desventajas de las mismas, sin juzgar. En paralelo también ofrece la oportunidad de  ser un modelo a seguir para los padres y de que estos experiementen las sensaciones que viven sus hijos cuando se les ocntesta de determinadas maneras.

No concluiremos sesiones sin ofrecerles algunas técnicas y recursos como:

Respuestas negativas

Son maneras de actuar que muchas veces emplea aquel que ejerce la

autoridad y que en lugar de resolver los problemas los agrandan y crean

sentimientos negativos y deterioran la relación.

- Ordenar, dirigir, mandar, imponer

Produce miedo, resistencia, rebeldía o actitudes defensivas. A menudo la persona se

siente rechazada si sus necesidades personales han sido ignoradas y se sienten

humillados si tales conductas se dan delante de los demás.

- Amonestar, amenazar

Puede lograr que el otro obedezca pero sólo será por temor.

- Moralizar, sermonear, crear obligación

La intención es que el otro se sienta culpable, obligado y atado. Crea resistencia y

desatienden el mensaje por la presión que sienten.

- Aconsejar, dar soluciones

El consejo, la advertencia implican “superioridad” y pueden provocar que el otro se

sienta inadecuado o inferior. La gente no siempre quiere un consejo. El consejo puede

hacer al otro un ser dependiente y no promueve su pensamiento creativo.

- Persuadir con lógica, argûir, sentar cátedra

La persuasión frecuentemente hace que el otro defienda su propia posición con mayor

fuerza. El hecho de tener la lógica de nuestro lado no trae siempre consigo una mayor

obediencia o un asentimiento de los demás.

- Juzgar, criticar, censurar

Hace que la persona se sienta incómoda, incompetente. Crea sentimientos de culpa y

hostilidad.

- Ridiculizar, avergonzar

Tienen un efecto devastador porque destruye la imagen que el otro tiene de sí mismo.

Menoscaba la autoestima, crea sentimientos de soledad e inadecuación

- Interpretar, analizar, diagnosticar

Decirle al otro lo que está sintiendo, sus verdaderos motivos o por qué está actuando

de determinada manera, puede ser muy amenazante. Hacer el papel de psicólogo o

psicoanalista con los demás es peligroso y frustrante para la persona. La interpretación

frena la comunicación porque desanima al otro a expresar más de sí mismo.

- Interrogar, sondear

El sondeo o interrogatorio es a menudo “sentar en el banquillo de los acusados” a la

otra persona. Las preguntas pueden restringir mayor cantidad de información si

solamente se le animara al otro a que hable espontáneamente.

- Distraer, desviar, hacer bromas

Responder con bromas o desviando la conversación puede hacer que el otro se sienta

herido o rechazado. La consecuencia es el silencio o el bloqueo.

 

Respuestas positivas

Son una potente técnica para facilitar que sus hijos hablen.

Los abrepuertas de la comunicación son formas sencillas de expresión para invitar al otro a hablar. Algunos ejemplos podrían ser:

“Ya veo como te sientes” “¿De verdad?” “¿En serio?”.

“Mm hmmm” “¡No me digas!”.

“¡Sí!” “Sigue...” “¿Lo hiciste?, ¡que bien!”.

“¡Qué interesante!” “¿Eso te paso?, cuentame”.

“¿Te gustaría hablar sobre ello?”. “Me gustaría escucharte”.

“Prosigue, cuéntame más”. “Me gustaría conocer tu punto de vista”.

“Parece que eso es muy importante para ti” “Discutámoslo, ¿vale?”.

Los “abre puertas” invitan al niño a compartir sus propias ideas, juicios y sentimientos con los padres. Estos “abre puertas” para hablar facilitan la comunicación por cuanto:

-        Estimula la comunicación,

-        Mantiene la comunicación,

-        No produce desviación en el mensaje y el tema.

 

Con los siguientes ejemplos se puede captar la forma activa de escuchar.

Ejemplo 1.º

Un niño/a llega a casa de la escuela diciendo:

“Odio la escuela, no voy a ir más”. La reacción típica de los padres suele ser: “¡Cómo, que dices! Cómo que no quieres ir, a la escuela vas aunque te tenga que llevar yo. Es por tu bien”. (Aquí los padres han racionalizado el mensaje del hijo/a. Su respuesta es racional).

La reacción desde la Escucha Activa podría ser:

“Parece que hoy has tenido un día malo en la escuela, ¿no es cierto, hijo/a?, cuenta, ¿qué ha ocurrido?” (Aquí los padres “escuchan” el mensaje emocional del hijo/a y responden emocionalmente). A partir de aquí se puede seguir escuchando lo que se va exponiendo y haciéndole frente.

 

Ejemplo 2.º

Un niño/a les comenta a sus padres: “Me han castigado hoy en la escuela”. Una reacción frecuente en los padres suele ser: “¿Qué es lo que hiciste tú?”; o esta otra: “Probablemente te lo merecías”. (Respuesta racional).

La reacción desde la Escucha Activa podría haber sido: “Me imagino que te sentirías mal, ¿quieres contarme lo que ocurrió?”. (Reacción emocional). A partir de aquí se puede seguir escuchando lo que se va exponiendo y haciéndole frente.

Podemos DEFINIR la Escucha Activa como la forma de escuchar en la que el receptor (el que escucha) trata de entender lo que siente el transmisor (el que habla), o lo que significa el mensaje. Posteriormente expresa con palabras lo que comprendió y lo transmite para que el transmisor lo verifique. El receptor no manda un mensaje propio, como sería el caso de una evaluación, opinión, consejo, reproche, análisis, etc., sino que transmite lo que piensa que significa el mensaje del otro.

 

Para enfrentarse al comportamiento inadecuado de los niños se pueden utilizar:

a) Formas ineficaces:

– “Mensajes solución”. Frecuentemente los padres no esperan a que el niño inicie un comportamiento determinado, sino que, incluso adelantándose, le dicen lo que debería, podría o tendría que hacer.

“Mensajes humillantes”. Son aquellos mensajes que comunican vergüenza, juicio, ridículo, crítica o culpabilidad.

b) Formas eficaces:

– “Mensajes yo”. Al utilizar el lenguaje del YO se habla de la siguiente manera:

Siento que… (Establece el sentimiento), cuando tu… (Establece la razón), porque… (Establece la consecuencia).

Ejemplo utilizando el mensaje del TU: “Tu eres un mentiroso”.

Ejemplo utilizando el mensaje del YO: “Me siento confundido cuando te escucho lo que me estás diciendo porque he escuchado dos relatos diferentes y no se cual es el correcto”.

Si se  emplea con frecuencia el mensaje del YO, se dialoga. El mensaje de TÚ es culpar.

Los mensajes “yo”

• Tienen muchas menos posibilidades de provocar resistencia y rebeldía.

• Ayudan a que el niño madure, a que aprenda a asumir la responsabilidad de su propio comportamiento.

• Son sinceros, se refieren a uno mismo, y tienden a influir en el niño para que

transmita mensajes igualmente sinceros cada vez que sienta algo.

c) Las luchas de poderes padre-hijo

Cuando surgen conflictos entre padres e hijos, la mayoría de los primeros trata de resolverlos en su favor a fin de que el padre gane y el hijo pierda (Método I).

Otros, en menor cantidad, hacen que sus hijos ganen constantemente por miedo al conflicto o la frustración de sus necesidades. En estas familias el chico gana y el padre pierde (Método II).

Tanto el Método I como el Método II son métodos de abordar conflictos ineficaces.

Existe un tercer método: el método nadie pierde.

EL MÉTODO “NADIE PIERDE” PARA RESOLVER CONFLICTOS

Con el método “Nadie Pierde” (Método III) los conflictos se resuelven sin que una de las dos partes salga ganando y la otra perdiendo. Es un método que implica buscar soluciones a través del diálogo y la negociación. Con este método padres e hijos ganan, ya que la solución debe ser aceptada por las dos partes.

 

El método “Nadie Pierde” es eficaz porque:

• El niño es motivado a colaborar en encontrar la solución.

• No se basa en el poder y la imposición de los padres, sino en el diálogo y la negociación.

• Existen más posibilidades de encontrar soluciones adecuadas si se hace conjuntamente.

• Desarrolla la capacidad de pensamiento de los niños.

• Conlleva menos hostilidad la solución puesto que se hace desde la aceptación.

• Produce más respeto y amor.

• Elimina la necesidad de usar el poder autoritario.

• Lleva al fondo de los problemas verdaderos.

• Trata a los niños como si fueran adultos.

 

 

A la hora de poner a funcionar el método “Nadie Pierde” hemos de tener en cuenta que está compuesto por seis etapas independientes, siendo:

 

Etapa 1: Identificación y definición del conflicto.

Etapa 2: Generación de las alternativas posibles para la solución.

Etapa 3: Evaluación de las alternativas.

Etapa 4: Decidir qué solución es la mejor.

Etapa 5: Creación de las formas de cumplimiento de la solución.

Etapa 6: Continuar para saber cómo funcionó la evaluación.

Si ustedes siguen estos pasos tendrán más posibilidades de tener éxito. Aun cuando  algunos de los conflictos “de poca importancia” de solución rápida y sin tener que pasar a través de todo el proceso, para aquellos de más complejidad o problemática lo abordarán mejor aplicando este método.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

http://www.pnsd.msc.es/Categoria2/publica/pdf/EscuelaPadres.pdf
http://orientacionandujar.files.wordpress.com/2009/05/escuela-de-padres.pdf
http://perso.wanadoo.es/angel.saez/pagina_nueva_36.htm
http://www.psicoterapeutas.com/pacientes/asertividad.htm
http://usuarios.multimania.es/puntodevista/Pr/tema13/tema13.html
http://www.cepcadiz.net/opr/oripad/entrenamiento_asertivo.htm

Alejandra Palacios Banchero, Licenciada en Psicología Caracas, 2008

SILVIERA, M.A. (2009). A educar también se aprende. ALBA EDITORIAL, S.L.U. (Barcelona)

 

 


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