Se acaba el curso, pronto acabaremos la carrera, pero la vida sigue, y en la vida que hemos decidido seguir como psicopedagogos, como profesionales que ofrecen la ayuda que los demás necesiten, tenemos que tener siempre presente una serie de características:
· Una continua formación para crecer como profesionales, ampliando siempre un poco más nuestro ámbito, “abriendo nuestra mente” a nuevas experiencias, trabajar con nuevos modelos, ir encontrando el ideal para nosotros, etc.
· Crecimiento como personas, pues ante todo tenemos que ser PERSONAS. Con esto me refiero a saber entender a los demás, no controlar sus deseos, respetar sus intereses y mostrarnos como un apoyo sólido para aquellos que lo necesitan, pues es así como después nos sentiremos realizado por haber sido tan importante en la vida de todas esas personas.
· Tener una gran capacidad de adecuación a las situaciones, ser flexibles para poder adaptarnos a cada individuo, a sus características y necesidades, etc. Por lo tanto, aquí dejo claro la necesidad de no aferrarse únicamente a un tipo de modelo de orientación, pues dependiendo de lo que el cliente o sujeto necesite, así deberíamos responder nosotros como profesionales, a razón de sus características.
Es cierto que ha sido un curso muy duro, que el cambio de profesora a mitad de cuatrimestre nos ha causado algún trastorno, pero como ya he comentado en pestanas anteriores, ha sido una asignatura muy bonita, en la que creo que nos ha levantado inquietud por conocer más a fondo todos los modelos que existen, por hacernos ver la importancia que tiene nuestra función para aquellas personas que están perdidas, que piden ayuda, que tienen un problema, o que simplemente necesitan una persona con quien hablar y desahogarse.
La metodología ha sido algo diferente a lo que venimos acostumbrados, y al principio no entendía qué tenía que hacer, como se estaba estructurando, que es lo que la profesora quería… Pero ahora me he dado cuenta de que lo que quería era que aprendiéramos nosotros mismos, que nos creáramos los conceptos en nuestra mente de manera individual, que cada uno adoptase la posición que considerara adecuada para sus propias características, etc.
En definitiva, con esta metodología he podido comprender que puede ser complicado para el cliente (al principio, sobre todo) el continuar las sesiones, pero a la larga es la mejor metodología que se puede ofrecer, pues ya sabemos que todos somos individuales, no hay dos personas iguales, y cada uno avanzamos a un ritmo diferente, nos creamos conceptos en nuestra mente de manera distinta, y por esto mismo no podemos “guiar” a nadie dándole las pautas que debe seguir (aunque esto también es cierto que depende de la situación en la que nos encontremos, pues podemos tener a una persona que esté totalmente perdida y si que necesite a alguien que le de ese empujón para que llegue a ver qué es lo que quiere en la vida).
He podido, durante este cuatrimestre con dicha asignatura, a conocerme un poco más a mí misma, pero sigo teniendo la incertidumbre de algunos aspectos personales, de cuáles son mis verdaderas características, por lo que me queda por delante un gran reto: “saber cómo soy en verdad”, en qué aspectos flaqueo y en cuáles estoy más capacitada o soy más fuerte…
